Historia detrás de la Escalopa Milanesa: ¡Una Delicia con Historia!


¿Sabías que la escalopa milanesa tiene sus raíces en la antigua Milán? ¡Así es! Viajemos en el tiempo al siglo XII, cuando los habitantes de Milán comenzaron a darle caña al arte de empanar carne. Con el paso de los años, esta deliciosa receta se convirtió en un icono culinario que nos hace salivar hasta el día de hoy. Además, la influencia de la cocina austriaca también tuvo su papel en esta historia, dándole ese toque crujiente que tanto amamos.





Receta de Escalopa Milanesa: ¡Hora de Cocinar!

Lo que necesitas:

4 escalopas de ternera (¡o pollo, si eres más de plumas que de mugre!)

Sal y pimienta para darle ese toque mágico

Harina, para el abrazo inicial

2 huevos batidos (¡al estilo Rocky!)

Pan rallado, ese amigo crujiente

Aceite de oliva virgen extra (el rockstar de la sartén)

Un limón, que es como el escuadrón frescura (opcional, ¡dale un poco de cítrico love!)

¿Qué hacer?

Prepárate: Dale cariño a tus escalopas con unos suaves golpecitos para que se relajen. ¡Así se cocinan más parejito y quedan como una mantequilla!

¡A sazonar!: Échales sal y pimienta con la confianza de un DJ que mezcla las mejores canciones.

Haz tu estación de empanado: En tres platos diferentes, pon harina en uno, bate los huevos en otro (¡dale ese batido energético!) y en el tercero, pon el pan rallado.

Empánalas como todo un artista: Pásalas por la harina, dale el abrazo de los huevos batidos y, finalmente, córreles el traje de pan rallado. ¡Aprieta un poquito para que quede bien pegadito!

¡Hora de freír!: En una sartén grande, pon suficiente aceite de oliva virgen extra para que las escalopas se sientan como en una piscina de sabor. El aceite debe estar caliente pero no echando humo. Fríe las escalopas hasta que estén doradas y crujientes por ambos lados. Unos 3-4 minutos por cada lado es la clave.

Despídete del aceite extra: Pon las escalopas fritas sobre papel absorbente para que pierdan el exceso de aceite.

¡A disfrutar!: Sirve las escalopas calientes y, si eres fanático del toque ácido, acompáñalas con rodajas de limón. Tradicionalmente, se sirven con ensalada o papas fritas, ¡pero aquí manda tu paladar!

¿No te dan ganas de ponerte el delantal y probar esta maravilla? ¡A cocinar y a disfrutar como si estuvieras en un paseo culinario por las calles de Milán! ¡Buen provecho!

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